Pocas muertes duelen tanto como las de los cantantes que uno más quiere. Con cada fallecimiento se va una voz que, de tanto escucharla, era una más de tus amistades, de tus propios ecos. Pasó hoy hace exactamente dos años, cuando moría Cheo Feliciano en un accidente automovilístico, y sucedió ayer otra vez, con Ismael Quintana, que falleció de paro respiratorio en un hospital del estado de Colorado, Estados Unidos, a los 78 años de edad.
A Quintana le estuve escuchando casi constantemente durante más de tres décadas. Su voz ha quedado permanentemente ligada a Eddie Palmieri y a lo más vanguardista de la salsa; su fraseo único formó parte del grupo de vocalistas fijos de la Fania All Stars. Con todos ellos grabó un buen puñado de los mejores discos de música latina del siglo XX.
Nuyorican de corazón, Pat Quintana nació por casualidad en Ponce, Puerto Rico, el 3 de junio de 1937. Su madre vivía en Nueva York pero había ido de vacaciones a la isla, a pesar de estar encinta. Cuando quiso volver a casa las autoridades le negaron la posibilidad de montarse en el barco, dado lo avanzado de su embarazo, por lo que tuvo que quedarse con su familia en Borinquén hasta dar a luz. A 10 días de haber parido se montó en un vapor con destino a EEUU.
domingo, 17 de abril de 2016
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