viernes, 12 de abril de 2013

Shake it, baby, shake it!

Intentaré ser breve.
Hay miles de versiones que "cuentan" el final de ese dúo dinámico llamado Tito Puente y La Lupe. Desde aquella acuñada por el propio Tito, cuando dijo que nunca, jamás, sostuvieron enfrentamientos y que solo cumplieron a rajatabla un contrato profesional para hacer juntos cinco LPs (cuatro lanzados a mediados de los 60 y uno en 1978), hasta las más abyectas. Aquellas que acusaron al rey del timbal de debilidad en el ego, pues estaba harto -él, su majestad- de ser la sombra de una cantante excéntrica a la que consideraba poco más que una recién vestida. Da igual. Lo importante es lo que viene a continuación: Una vez que La Lupe y Puente rompían relaciones a finales de 1967, el dueñote de Tico Records (aquel mafioso de cuidado llamado Morris Levy) la mandó llamar de inmediato para lanzarla lo más pronto posible en plan solista.
Y ella, encantada. Por supuesto.
Lupe Yolí Raymond, cuando aún cantaba en Cuba

Con esta jugada La Lupe demostraría que ella sola era capaz de vender toneladas de discos. Que el apoyo de Puente no era ni indispensable ni necesario. En aquellos tiempos los LP se hacían en un santiamén; de hecho, había artistas que sacaban dos o tres al año. Los requerimientos de producción eran menores que los actuales. La maquinaria de ventas era mucho más sencilla y se enfocaba casi exclusivamente a la radio.
Nueva York, además, estaba plagada de músicos dispuestos a participar en cualquier tipo de grabación y muchos arreglistas eran capaces de trabajar a contrarreloj para satisfacer los requerimientos particulares de una orquesta. Como buen golpe de efecto, el primer LP de la cubana como solista en Estados Unidos se llamó Two Sides of La Lupe, salió a la venta en tiempo récord a comienzos de 1968 y tiene dos particularidades. La primera, que es cortísimo: no llega a los 25 minutos de duración. La segunda, que inauguraba un concepto que después sería utilizado en posteriores álbumes de la cantante: un lado del disco sería dedicado a los boleros y las baladas, y el otro a lo que podríamos llamar rock&soul y salsa. Her way. Claro.
El lado más movido del álbum no tenía mucha complicación: decidieron utilizar la última sesión de grabación que hicieron Puente y La Lupe juntos. Se nota a kilómetros la instrumentación habitual de Puente, en plan súper big band, y la misma Lupe se encarga en cada momento de mencionar su nombre. El lado B, sin embargo, tuvo que ser producido completamente y es allí donde se notan diferencias: la orquestación es muy compleja e incluye una fuerte sección de violines, que es exprimida al máximo durante la sesión. Existe aquí una intención mucho más cercana a la balada pop que reinó durante los años 60. Ahora que ella estaba al mando y nadie le chistaba ni un poquito, podía volver a sus adoradas baladas, esas que cantó hasta cansarse en el legendario bar La Red de La Habana, entre 1959 y 1962. Antes de que fuese invitada muy amablemente a abandonar la isla por el régimen castrista.
Tito Puente y La Lupe, una combinación explosiva
En esta parte del LP se nota la buena mano del productor cubano Pancho Cristal, quien se encargó de organizarlo todo para entrar a grabar en el National Recording Studio de Nueva York (el mismo que llegó a utilizar en varias ocasiones Duke Ellington) con el ingeniero Fred Weinberg -favorito de La Lupe- al mando de los botones.
He buscado los nombres de los músicos participantes, pero ha sido -de momento- infructuoso. En una conversación reciente que tuve con  Weinberg, él me confirmó que era habitual la práctica de esconder los créditos. Por varias razones, además: las compañías disqueras buscaban pagar la menor cantidad posible de royalties por las grabaciones, por lo que mientras menos nombres hubiese, mejor: si había algún documento que diese pruebas sobre el personal participante, ellos podrían reclamar dinero por las veces que fue radiada o el número de copias vendidas. Por otro lado, algunos músicos tenían contratos de exclusividad con otras empresas y la única forma de hacer un freelance con la competencia implicaba negarse a aparecer en los créditos. Por diversos motivos algunos músicos no solían estar sindicalizados y, al menos en Nueva York, solo podían grabar -legalmente- aquellos suscritos a la Unión de Músicos. En fin, que Weinberg no recuerda a estas alturas quiénes pudieron haber participado en la segunda sesión, pero está seguro de que eran músicos de muy alta factura, gente que también tocaba con Frank Sinatra, Barbra Streisand, Eydie Gormé o incluso la New York Philarmonic Orchestra.

El disco empieza en el lado salsero con un boogaloo ligero -con acentos de afro twist- compuesto por la cubana. Qué bueno boogaloo describe el ajetreo diario al que se veía sometida, la pobre, en su papel estelar de cantante súper famosa. A mitad de canción, poco después de que Tito discretamente mandase a callar un saxofón que estaba haciendo un riff indeseado, el tempo cambia para acoplarse a un potente mozambique y aquí la orquesta de Puente brilla al mostrar el juego de trompetas, saxofones y la generosa sección rítmica, más La Lupe, que entra en uno de sus acostumbrados frenesís. La siguiente canción, Te voy a contar mi vida, es una guaracha rapidísima con mucho aroma a flamenco y cover de uno de los primeros éxitos del cantante español Raphael

(Ole ole, mira shikillo que te voy a contar mi vida, pa' que después no te quejes)

Antes, mucho antes de enamorarte
mucho antes de encadenarte
te voy a contar mi vida
Quiero que te enteres de mis desvelos
y me juzgues serenamente
ahora que estás a tiempo

Para que me quieras como soy
para que me quieras con pasión
Quiero que te enteres de mi mundo
de mi vida, de mis ansias y de mi fe

Antes, mucho antes de enamorarte
mucho antes de encadenarte
te voy a contar mi vida
te voy a contar mi vida

Ahora que estás a tiempo te voy a contar mi vida

Y después, otro cover. Esta vez el mayor éxito de Little Anthony & The Imperials, Goin' Out of my Head, interpretada aquí en clave de chachachá y arreglos inmersos en el pop. En mitad de la canción, La Lupe entra en trance y comienza a emitir gemidos mientras el resto de la orquesta intenta seguirle los pasos, en uno de los momentos más divertidos del disco. Me imagino la cara que habrá puesto Puente al momento de la grabación -según Weinberg, casi toda la sesión fue hecha en vivo- al escuchar los gemidos.
A continuación, las raíces del gueto neoyorquino vuelven a relucir con La plena buena, un saludo a los mejores músicos puertorriqueños y a la siempre importante diáspora boricua en la ciudad. Y luego un poderoso seis por ocho llamado Caracas cuatricentenario, otro canto más a las celebraciones por los 400 años que cumplió en 1967 la capital venezolana, ciudad por la que La Lupe tenía particular predilección, y en donde había ganado buena parte de su fama.
La letra lo explica todo

Caracas yo con un beso
te dedico el corazón
en tu cuatricentenario
te saludo con amor

Incluso en el estudio, La Lupe lo daba todo
Tratando de hacerte un beso
me ha salido esta canción
me ha salido mi canción

Cuba y Venezuela son
madres de mi inspiración
en Cuba nació mi voz
y en Caracas mi emoción

que salvemos a Caracas
en su gran celebración
en su gran celebración

Yo como soy cubana
me alegro porque este año
Caracas que es muy ufana 
tenga cuatricentenario

Y que el cuatricentenario
de Caracas mi pasión
y también rezo en mi canto
por nuestra liberación

Allá en la rueda del cielo
donde vive el gran creador
sueño de flamear tan bello
mi bandera tricolor

una era la cubana
la otra muy venezolana
Bolívar en Venezuela
Martí, en mi tierra cubana

Weinberg recuerda la tensión que había en el estudio cada vez que estaba allí con los dos. Tensión amable, aparentemente, pero tensión al fin. Ella siempre sabía lo que quería, de la música a la mezcla final. Mientras Tito quería tener a su orquesta frente a La Lupe, ella me decía: "¡súbeme la voz!", y yo le respondía: "la subo, pero pierdo la orquesta". Y entonces decía: "¡bien!". A Tito le ponía nervioso el revolú que montaba la cubana cada vez que se metía en un estudio; la actitud en ocasiones retadora. Según Fred, a veces las diferencias de criterio terminaban en discusiones, but, ultimately, Tito le daba a La Lupe lo que deseaba. No obstante, puede que ella estuviese buscando otros aires, De ahí, tal vez, los conflictos. Creo que quería experimentar con otros músicos, otros compositores y otros arreglistas, nunca quería cantar solo un estilo, estaba en onda con lo que pasaba en el mundo de la música.
Y eso fue justamente lo que hizo en el otro lado del disco.

Durante esta nueva sesión convocada para completar el LP, Weinberg recuerda que La Lupe estaba excitada y nerviosa, a la vez, por trabajar con tantos músicos. Y tantos violines. El repertorio decidido parece dar cuenta de una cantante a la que finalmente se le da plena libertad para escoger la música que va a interpretar, y termina seleccionando los temas que más le han marcado. Si vuelves tú, cantada originalmente por la española Gloria Lasso en 1960 -un exitazo en Francia-, nos muestra sin querer una de sus mayores sensibilidades musicales: el canto amoroso, desgarrado y directo. El arreglo, aunque en ritmo de bolero cha, es casi idéntico al ideado por Paul Mauriat, y la letra ya se encarga ella de llevarla a los terrenos que más le gustan. De darle una intención determinada.
No olviden que al final ella era el estilo

Fersan
Te vi partir ayer por esa puerta
te dije adiós con pena y mi alma muerta
y tú escucha bien, si vuelves a mi puerta
que yo no te abriré, para qué

Si vuelves tú
me tienes que querer
me tienes que llorar
me tienes que adorar

Si vuelves tú
la vida no ha de ser 
lo que contigo fue
cuando estabas aquí

Te vuelvo a ver de pie junto a esa puerta
que yo dejé para tu adiós abierta
pero, recuerda bien, si vienes a mi puerta
que no te la abriré, para qué

Si vuelves tú

Estoy seguro -segurísimo- de que se sintió realizada, oronda, muy feliz, cuando escuchó su chorro de voz al lado de esta orquestación. Con esta nueva onda podría ampliar fronteras y ser reconocida más allá del ámbito neoyorquino y caribeño. Lo cierto es que el corsé estilístico que la orquesta de Tito Puente imponía a su arte ya no la sujetaba y ella, finalmente, daría rienda suelta a su carrera como reina del soul latino.
El siguiente tema, Maldito seas, fue el primero de los boleros-desplante que ella cantó y que la hicieron famosa más allá de su muerte, casi a la par de su mentora Olga Guillot. A diferencia del típico bolero en voz femenina, pesaroso y quejoso por las malas artes masculinas pero sumiso, La Lupe quiso darle otro matiz a su repertorio con letras en trance de reclamo feroz, de tú de lo pierdes.
A La Lupe siempre le gustó el tumbao de la música española, y el flamenco como su máxima expresión. Qué mejor homenaje entonces que hacer una versión -que se pasea por el son y el pasodoble- de la archifamosa canción El emigrante, que compusiera y cantara Juanito Valderrama en 1949. Aquí también estaba Cuba en la mente de La Lupe. No olvidemos que apenas cinco años atrás había tenido que emigrar de su tierra, a la que nunca volvió a regresar

Adiós mi Cuba querida
dentro de mi alma te llevo metida
Aunque soy un emigrante
jamás en la vida yo podré olvidarte

Al salir de Cuba un día
volví la cara llorando
porque lo que más quería
atrás me lo iba dejando
Llevaba por compañera
a mi virgen la patrona
un recuerdo y una pena
y un rosario de marfil

Adiós mi Cuba querida
dentro de mi alma te lleva y me tira ¡ole!
aunque soy un emigrante
jamás en mi vida yo podré olvidarte

Yo soy un pobre emigrante
y traigo a esta tierra extraña
en mi pecho un estandarte
con mi bandera cubana

Con mi patria y con mi hijito
y mi virgen la patrona
y mi rosario de cuentas
yo me quisiera morir


Y luego, un bolerazo llamado Sin fe, uno de los mejores que compuso el gran Bobby Capó, en una interpretación muy correcta y una orquestación que calza bien con los designios del arreglo y el arrebatamiento de la vocalista

Yo sé que siempre dudas de mi amor
y no te culpo
Yo sé que no he logrado hacer de tu querer
lo que tu amor soñó

Yo sé que fue muy grande la ilusión
que en mí tú te forjaste
para luego encontrar desconfianza y frialdad
en mi querer

Comprende que mi amor burlado fue
ya tantas veces
Que se ha quedado al fin mi corazón
con tan poquita fe

Tú tienes que enseñarme a conseguir
la fe que con engaños ya perdí
me tienes que enseñar de nuevo a amar
y a perdonar

Cierra el disco una versión de Cantando, viejísimo tango compuesto por Mercedes Simone. En esta ocasión, la grabación no mejora con el paso de los años y suena, de hecho, envejecida e impostada, con La Lupe haciendo la harmonía vocal gracias al dubbing.
Casi mejor no oírla.

La Lupe salió airosa de su primera prueba. Porque al álbum -aunque la carátula es fea con ganas- le fue bien. Tan bien, que ese mismo año sacaría dos más. Puente grabó primero con un personajillo llamado El Lupo -en una jugada falaz hecha con George Goldner, de Cotique Records, como compañero de fechorías, para intentar demostrar que, de la mano de Tito, cualquiera podía cantar y ser famoso-, y después seguiría haciendo discos por su cuenta o acompañando a Celia Cruz. Lupe Yolí, en cambio, comenzaría a gozar de una suculenta fama que le siguió hasta más o menos 1972. Fue allí cuando el empuje que mostraba la salsa comenzó a ser tan fuerte que cualquier cosa que no fuese salsera no iba a tener cabida en el panorama sonoro de Nueva York, y después del Caribe. La Lupe no supo adaptarse a esa realidad y comenzó a caer en decadencia.
El legado, sin embargo, está allí. Ese canto fiero, áspero, agresivo, fue uno de los primeros acentos del barrio latino que tuvo visibilidad y éxito en las producciones musicales de la época. Nadie antes había atrevido a expresarse de esa manera. La Lupe fue uno de los vasos comunicantes entre la era de las big bands de los 50 y el sonido nuevayork de la salsa de los 70. Por eso es necesario escucharla y disfrutarla. Aunque sea barriobajera. Aunque sea de vez en cuando.
¡Ajaynomá!



La Lupe cantando Si vuelves tú, 
en un concierto en Nueva York a finales de los años 70

13 comentarios :

  1. No lograste la brevedad pero al final se agradece porque la historia y descripción de los temas son interesantísimos.
    Buena!

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    1. No sé si para bien o para mal, pero la brevedad no es una de mis características.

      Muchas gracias por detenerte en el blog. :)

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    2. Un Juan Cortiñas estudió arquitectura conmigo....serás tú?

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  2. ultimamente he estado muy "Luperiano" asi que se agradece todo lo que se escribe de ella. Saludos (seguimos esperando el post del disco que tienes en el avatar) :)

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    1. Beethoven's V sigue en la nevera. Pero saldrá, algún día saldrá!

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  3. Juan, has tocado una tecla que me mueve el piso. La Lupe es mi "ídola" de toda la vida. Cuentan mis hermanos mayores que cuando yo estaba muy pequeño, 5 o 6 años, le recogía el pelo a mi mamá y le decía: "Así, para que se parezca a La Lupe". Así que te podrás imaginar los hilos que se me han movido al leer este post tan bien escrito y tan documentado. Aquí me tienes, embobado escuchando las canciones mientras te escribo. La Lupe fue tan grande y atrevida que osó cantar y grabar gaita maracucha y joropo venezolano, dos estilos musicales que no son nada fáciles para voces de personas que no hayan nacido en esta tierra, también cantó tamunangues y polos margariteños, todos claros con la marca indeleble de su particular estilo y sus ayes y gemidos característicos. Al final hasta música cristiana cantó. Creo que no hubo ningún estilo musical que le gustara que ella no se atreviera a cantarlo. Para mi, siempre será inmortal.

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    1. Eres de los míos entonces. De niño, yo no pude verla en la Feria de la Alegria, porque a mi mamá le pareció "inapropiada". Pero recuerdo las ganas que tenía de verla, cuando la conocí a través de las cuñas del programa, donde la anunciaban.
      Siempre siempre siempre he lamentado no haberla podido disfrutar en vivo. Debí haber nacido 15 años antes...

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  4. Muy buena entrada, Juan, los lupistas la disfrutamos casi con gemidos yiyiyísticos.

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  5. Excelente artículo. Debo decir que no soy fanático de La Lupe no obstante reconozco su importancia en la historia de la música latina. Gracias.

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  6. Estimado Juan, me has hecho derramar algunas lágrimas leyendo tu post y viendo el video adjunto. El legado de la Lupe, además de lo estrictamente musical como señalas en algunos puntos, es cultural: sólo ella canaliza la sensibilidad, el temperamento y apasionamiento latinoamericano para interpretar, no solo cantar, lo que desde este lugar del mundo sale a la luz. Ni Celia Cruz, ni Olga Guillot, ni Graciela Grillo.
    Yo creo que no la hubiera pegado como salsera, como sí lo hizo Celia, quizás por los estilos vocales diferentes: celia fuerza, La Lupe "arrechura" (que en mi país significa libidinosidad). la salsa setentera requería voces como la de Celia, aunque como señalas, enmarcada en expresividad yiyiyística. Quizás por eso pocas vocalistas femeninas pegaron en los 70, más allá de la evidente misoginia del movimiento salsero.
    Escribir de la Yiyiyí es para una tesis doctoral. Por eso sólo compartiré dos anécdotas que me marcaron tremendamente: Una, mi padre, quien era fanático de La Lupe, siempre me decía de pequeño cuando él la escuchaba, medio en broma, medio en serio: "Y pensar que ella pudo ser tu madre, cuando estuve por EE.UU.". La otra, cuando un noviazgo que duró 5 años se terminó sin más para que ella se vaya a los nuyores con otro, y yo sólo atiné a decirle: "Yo confiaba ciegamente, en la fiebre de tus besos, mentiste serenamente, y el telón cayó por eso". Es ahí cuando uno se da cuenta que ese chip cultural sensiblero irradiado por la Lupe es latinoamericano. Gracias, muchas gracias.

    Víctor Paredes
    Lima-Perú

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  7. Qué dolor cuando llegué a Madrid y vi que había dos bares "La Lupe" con la cara de la cantante que ya nadie sabía quién era. Incluso llegaban a creer que era simplemente el nombre de un bar... luego uno se convirtió en agencia de viajes y el otro en "la antigua".

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  8. Excelente documento! felicitaciones desde Colombia. Lo invito a unirse a nuestro grupo sobre latin jazz: https://www.facebook.com/groups/Afrolatinjazzcolombia/

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