En la madrugada del pasado 2 de febrero moría José Luis Pastrana Santos,
·Joey Pastrana·, timbalero, compositor, cantante, director de orquesta y uno de los protagonistas del frenesí del boogaloo que se apoderó de Nueva York durante la segunda mitad de la década de los 60. Miembro de ese grupo de músicos nuyoricans que emergieron del anonimato en esos años, pudo saborear las mieles de la fama. Pero una vez que el boogaloo quedó atrás no pudo acoplarse -aunque lo intentó en varias ocasiones- a las exigencias del movimiento salsero. Al no tener un contrato artístico para un sello disquero de importancia (porque en su momento se negó a grabar para Fania Records), su música quedó relegada a un segundo lugar y su rumba se mantuvo apartada del inmenso público latino que apoyó a las grandes estrellas salseras que hoy todos conocemos.
Joey, sin embargo, está considerado uno de los formadores del llamado
sonido nuevayork, pues también bebió y adoptó como suyos los acordes del big band al estilo de Tito Puente. Su banda incluyó durante años la combinación de trombones, trompeta y saxo, este último indispensable en cualquier banda de mambo-jazz. Pero también fue discípulo de Machito, de quien llegó a ser buen amigo. Además, hizo intentos por adentrarse en el latin soul y en las viejas e intrincadas formas sonoras antillanas. Publicó casi una decena de discos de calidad variable con diferentes sellos, para luego sufrir a mediados de los 70 un semi retiro de la escena musical. Seguiría tocando, pero cada vez con menos frecuencia, aunque nunca dejó de participar en conciertos especiales y homenajes.
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Joey Pastrana en 2007 |
Después de haber estado varios años trabajando para el Departamento de Parques y Recreación de la ciudad de Nueva York como conductor de autos cortadores de césped, un creciente problema respiratorio obligó a Joey a mudarse a Fort Myers (Florida) a comienzos de este siglo.
En esa ciudad falleció a los 71 años.