Aunque esta historia se ha contado ya en numerosas ocasiones,
es conveniente retomarla de vez en cuando porque trata de la formación
del que en pocos años sería conocido como el monopolio Fania
y su primera grabación como sello disquero
Escribí en una ocasión que Al Santiago decidió en 1961 nombrar director de las Alegre All Stars a Charlie Palmieri, y no a Johnny Pacheco. Y que eso le había caído fatal al dominicano. Obvio: Pacheco y su charanga llegaron a generar el 50% de las ventas de Alegre Recording Corporation. Además, al flautista no le gustaba que Santiago tuviese menos ganas de darle solidez económica a su compañía que de producir grabaciones que generaban pérdidas, aunque algunas de ellas sean ahora joyas de la corona latina. Pacheco tampoco podía olvidar los más de 100.000 discos que vendió con su primera producción. Si hubiera sabido cómo hacer yo mismo el disco me habría quedado con todas las ganancias, comentó en una ocasión.
es conveniente retomarla de vez en cuando porque trata de la formación
del que en pocos años sería conocido como el monopolio Fania
y su primera grabación como sello disquero
Escribí en una ocasión que Al Santiago decidió en 1961 nombrar director de las Alegre All Stars a Charlie Palmieri, y no a Johnny Pacheco. Y que eso le había caído fatal al dominicano. Obvio: Pacheco y su charanga llegaron a generar el 50% de las ventas de Alegre Recording Corporation. Además, al flautista no le gustaba que Santiago tuviese menos ganas de darle solidez económica a su compañía que de producir grabaciones que generaban pérdidas, aunque algunas de ellas sean ahora joyas de la corona latina. Pacheco tampoco podía olvidar los más de 100.000 discos que vendió con su primera producción. Si hubiera sabido cómo hacer yo mismo el disco me habría quedado con todas las ganancias, comentó en una ocasión.
Johnny Pacheco |
Según la narración de los periodistas José Arteaga y Max Salazar, Johnny conoce por casualidad a Masucci, un ex policía que trabajaba como abogado en el bufete Pariser and Masucci, en una fiesta playera efectuada en el verano de 1963 en las costas de Long Island. Y congeniaron inmediatamente. Jerry tenía una gran pasión por la música antillana desde que había estado en los años 50 en Cuba residiendo como soldado en la base de Guantánamo. Allí había quedado fascinado con los ritmos cubanos y había aprendido a chapurrear el español. Fue en otro encuentro posterior, esta vez en el hotel Taft de Nueva York, cuando Jerry se enteró de que Johnny tenía una charanga de gran reputación. Pero ese día no hablaron de eso sino de los trámites de divorcio de Johnny, que había decidido contratar a Masucci como su abogado.