jueves, 31 de mayo de 2012

Borincuba

A finales de 1976, Justo Betancourt decide mudarse a Puerto Rico para cambiar de ambiente, como otros músicos que ya habían decidido alejarse durante un tiempo de Nueva York. Betancourt estaba un poco cansado de las historias de la gran manzana, los celos artísticos del mundillo salsero y la pesadez del boom de Fania. Por otro lado, los últimos dos discos que había lanzado no llegaron a repetir el éxito de Pa' bravo yo, y eso pudo animarle a cambiar el panorama.
Escucharía, también, los relatos de aquellos músicos que se mudaron antes que él -como es el caso de Bobby Valentín o Richie Ray- y de otros que nunca habían dejado de vivir en la isla y se sentían de lo mejor, como Andy Montañez o Roberto Roena. Posiblemente, tenía también la necesidad de volver a tierras tropicales y dejar atrás el frío húmedo de la ciudad. Puerto Rico podría ofrecer parajes y olores semejantes a su Cuba natal, territorio de los Castro en el que no podía poner un pie.
Justo Betancourt                                        (Fania Records archives)
Lo cierto es que Justo se fue a Borinquén y al llegar allá decidió organizar una banda de músicos puertorriqueños, a la que llamó Borincuba, y adoptó un estilo que tomó lo mejor de la salsa de Nueva York para confluirlo con un sonido más antillano, preciosista y elaborado. Querría marcar una cierta distancia con lo que estaba sucediendo en Estados Unidos y -quizás- trabajar con mayor libertad interpretativa.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El nuevo Barretto le invita a bailar

Además de empezar a dejarse crecer la tumusa, Ray Barretto tomó dos decisiones importantes en 1967. La primera fue cambiar la estructura de su banda: dejó atrás el concepto de charanga moderna con el que se había arropado desde 1961 y adoptó el conjunto, con una sección rítmica completa, dos trompetas y ya está.
La segunda fue firmar con Fania Records.
Raymundo Barretto                                             (Codigo Music) 
Ambas decisiones fueron correctas. Su orquesta fue una de las que más ayudó a Fania para que dejara de ser un sello modesto. Al mismo tiempo, grabar para Jerry Masucci y Johnny Pacheco le permitió estar más al loro con la salsa que se estaba cocinando: esa piscina de sonidos mestizos a la que se lanzó sin miedo para chapotear en ella durante años.
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