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viernes, 31 de octubre de 2014

Los años felices de Ray Barretto –1–

Puede sonar atrevido decir que los años felices de Raymundo Barretto comenzaron en 1967 -cuando firmó para Fania Records y grabó ese portento llamado Acid- y terminaron en el año 72, justo cuando culminó la producción de ese otro asombro llamado Que viva la música, mientras su banda avanzaba irremisiblemente por el camino de la separación. Atrevido, sí, porque este percusionista nuyorican tuvo otros momentos de gloria, antes y después de ese lustro arriba mencionado, pero no podemos olvidar que, para su carrera, estos cinco años conformaron un periodo intenso de crecimiento artístico que terminó depurando su estilo y colocando su nombre, junto al de Eddie Palmieri, en la vanguardia musical del género. Porque Ray Barretto enlazó su trayectoria con ese fenómeno salsero que cada vez cobraba más fuerza, y lo hizo acompañado de un robusto conjunto de músicos que sonaba compacto, bien orquestado.
Que estaba apoyado, además, por un público entusiasta.
Entre esos dos discos señalados arriba, Barretto realizó otros cuatro LPs de buena calidad. Sólidos, potentes. Grabaciones que muestran con claridad cómo se produjo la evolución de su estilo. Surcos que son ejemplo de la metamorfosis por la que pasó la movida musical latina de Nueva York, desde esos tiempos en que los matices mestizos del boogaloo y el latin soul sonaban con persistencia hasta la evolución hacia lo que varios expertos han decidido llamar el sonido nuevayork, ese que comenzó a retumbar con la burbuja comercial que Fania había empezado a gestar después del mítico concierto en el Cheetah.
Estiman algunos conocedores -y más abajo hablará alguno de ellos- que la mejor banda que tuvo Barretto fue justamente esta, la que mantuvo agrupada desde que registra Acid para la disquera de Johnny Pacheco y Jerry Masucci hasta esa ruptura acaecida en 1972.
Raymundo Barretto




De la separación del grupo y los malos rollos que hubo entre los músicos hablaremos al final de esta crónica. De momento, concentrémonos en lo que vino a continuación, esa seguidilla de cuatro discos que son el motivo de este post.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El nuevo Barretto le invita a bailar

Además de empezar a dejarse crecer la tumusa, Ray Barretto tomó dos decisiones importantes en 1967. La primera fue cambiar la estructura de su banda: dejó atrás el concepto de charanga moderna con el que se había arropado desde 1961 y adoptó el conjunto, con una sección rítmica completa, dos trompetas y ya está.
La segunda fue firmar con Fania Records.
Raymundo Barretto                                             (Codigo Music) 
Ambas decisiones fueron correctas. Su orquesta fue una de las que más ayudó a Fania para que dejara de ser un sello modesto. Al mismo tiempo, grabar para Jerry Masucci y Johnny Pacheco le permitió estar más al loro con la salsa que se estaba cocinando: esa piscina de sonidos mestizos a la que se lanzó sin miedo para chapotear en ella durante años.

lunes, 14 de febrero de 2011

Nuestra música siempre vivirá

Que viva la música criolla
La música es el arte de expresar con emoción
los sentimientos sinceros del corazón
Por eso digo con gran orgullo
Pero que viva la música

No, no es parte de un himno, aunque lo parezca. Es un guaguancó que compuso el trompetista cubano Roberto Rodríguez y que abre uno de los discos más preciados del género: Que viva la música, del percusionista ·Ray Barretto·. Un álbum que marcó un pico en la expresión salsosa producida en Nueva York, pues acoge el sonido que estaban marcando las tendencias musicales que pululaban desde hacía varios años en el ambiente musical neoyorquino, además de representar un hito en la experimentación que este nuyorican estaba llevando a cabo desde los años 50. Y no solo por el tema que abre el disco, que con gran fanfarria hace honores a toda la música de la cuenca del Caribe y la eleva a estados casi pletóricos, sino por la combinación de algún viejo son cubano, un bolero que siempre se encaja con gusto y esa descarga de gran aliento que se llama Cocinando, uno de los temas de jazz más sabrosos que se han interpretado jamás.
Raymond, En plena descarga
Con el paso de los años, Barretto había logrado edificar una orquesta muy bien aceitada, compuesta por virtuosos de la talla de Orestes Vilató en los timbales, Luis Cruz en el bajo, Roberto Rodríguez, René López y Joseph Roman en las trompetas, John Rodríguez en los bongós y el gran Adalberto Santiago como solista. Lastimosamente, buena parte de la banda se separó poco después de publicado este disco en 1972, por lo que esta grabación sirve, además, como testimonio final. Además de los dos temas mencionados, está incluida una excelente versión de la Bruca Maniguá de Arsenio Rodríguez, y un canto yoruba, Alafia Cumayé.
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