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miércoles, 7 de marzo de 2012

El Sentido de Eddie Palmieri

Transcribo directamente unas declaraciones del pianista Eddie Palmieri en las que cuenta cómo le iba la vida allá por 1973: estábamos tocando en un local de la Boston Post road del Bronx. En esos momentos yo estaba atravesando dificultades financieras, y tenía tiempo sin entrar en un estudio de grabación. Harvey Averne había acudido al baile esa noche. Cuando vio que tenía problemas para pagarle al personal, me dijo: "¿puedo ayudarte con algún dinero?". Yo no podía creerlo. El hombre estaba en capacidad de pagarle a toda la banda. Luego me dijo: "oye, estoy empezando una nueva compañía y me gustaría saber si pudieses estar interesado en firmar para mí y grabar un disco". Le dije: "¡por supuesto! Una compañía nueva, me encantan retos como este". Le avisé, sin embargo, cuál era mi situación con Tico Records, y me respondió: "bueno, déjame tener una conversación de amigos con Tico y con Morris Levy". Ellos hicieron un arreglo monetario para mis primeras dos grabaciones con Mango Records (que luego pasó a denominarse Coco Records). Además, compensaron a Morris Levy con una cierta cantidad de dinero y compraron mi contrato por aproximadamente treinta y cinco mil dólares. Yo estuve de acuerdo y firmé con Mango.
Eduardo Palmieri
Lo que narra aquí Eddie como si fuese un delicioso recoveco de su biografía es en realidad la versión edulcorada de una situación que lo mantuvo ahogado durante varios años: su creciente incapacidad para llevar correctamente los asuntos monetarios de su orquesta, así como también ciertos asuntos de su esfera personal. Esta incapacidad le provocó separaciones y diferencias con sus propios músicos, a las que se le puede sumar otros antiguos problemas con Tico Records, derivados de un contrato leonino que lo mantenía atado -y bien atado- a los caprichos empresariales. En una frase: no importaba lo bien que se vendieran tus discos, igual le terminabas debiendo dinero a la disquera.
Por lo tanto, que viniese un ángel en tu ayuda y resolviese esos dos problemas de un plumazo era casi para bendecir el aire por donde volase.

jueves, 23 de febrero de 2012

Oye cómo toca Oquendo

La experiencia del Conjunto Folklórico y Experimental Nuevayorquino había sido dulce para el timbalero Manny Oquendo y los hermanos Andy y Jerry González. A pesar de las dificultades inherentes a un proyecto alternativo de ese calado, habían logrado grabar buena música y sacudir un poco los cimientos creativos del monopolio salsero Fania. Sin embargo, el Folklórico, como proyecto, tenía una esencia que lo hacía poco perdurable: era una reunión de músicos, un banquete especial, no una banda estable y establecida. Sin embargo, ya para el tiempo en que estaban produciendo el último disco del Folklórico -Lo dice todo-, el germen para la grabación de una nueva orquesta estaría ya en marcha. Porque la orquesta tenía ya más de un año tocando profesionalmente. Y con buenos resultados.
Me refiero al Conjunto Libre, que nacía el 24 de octubre de 1974 dando un concierto en el Jay College de Nueva York. Con este parto se conformaba un nuevo espacio sonoro abierto a la experimentación, un aula para hacer buena música al margen de un boom salsero que poco tiempo después daría síntomas de empacho. Y les fue bien, tanto, que Libre desaparecería solo con el fallecimiento de Oquendo, en la primavera de 2009.
                                          Manny Oquendo                       (Marty Cohen)
La agrupación original estaba compuesta por Manny en los timbales y los bongós, Andy González en el contrabajo -en este caso, uno fabricado en Checoslovaquia en 1890- y Jerry González en las congas y el shekere -aún no tocaba la trompeta-. En los trombones estaban Barry Rogers, José Rodrígues y un adolescente Angel papo Vásquez que acudía desde Filadelfia a los ensayos; también Oscar Hernández en el piano y el Fender Rodes, Vicente George en el güiro, Héctor tempo Alomar y Tony pupy Torres como solistas, y Felo Barrio y Néstor Sánchez en los coros.
Para la grabación del disco estuvieron también como invitados Milton Cardona y Gene Golden en los tambores batá y las congas, Nelson González estuvo tocando el tres, Ed Byrne sumó un cuarto trombón, Mike Lawrence trajo la trompeta, Ron Cuber el saxo barítono y David Valentín la flauta.

lunes, 28 de marzo de 2011

Konceptos en unidad, old fashion way

Veintitrés años antes de que llegase Ry Cooder en plan Cristóbal Colón a descubrir la música cubana (hay que tener bríos, la verdad), sucedía algo interesante en Nueva York. En 1974, un grupo de músicos comandados por los hermanos Andy y Jerry González comenzaron, así en plan guapachoso, a organizar descargas para consumo propio, como si fuese una caimanera de pelota de goma o esas parrandas de fútbol espontáneas que se organizan en las playas de Río. El asunto era pasarla bien, liberarse de las ataduras de las orquestas donde participaban y hacer sonar esos instrumentos de manera deliciosa. Puros panas.
Esta improvisación comienza a enseriarse cuando recibieron una invitación a dar varios recitales en la Universidad de Wesleyan, esa que está en Connecticut. Para salir del paso deciden llamarse Conjunto Anabacoa (tomando el nombre de un viejo son de Arsenio Rodríguez, uno de los padres de la música latina que escuchamos hoy en día), se presentan con notable éxito, comienza a correrse la voz, se suman más músicos y es allí cuando se dan cuenta de que la rumba no podía circunscribirse a los fines de semana y la caimanera de panas. René López, cantante y musicólogo, toma la batuta del grupo y decide bautizarlo con un nombre largo que no tardó casi nada en entrar en los anales de la música latina:
El Grupo, en un concierto en Berlín en 2008
el ·Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorquino·.
La premisa del conjunto fue mantener esa libertad, rehuir de los corsés, de las modas, y asumir las raíces musicales cubanas y aderezarlas de modernidad; esas raíces que son las mismas que descubrió Cooder varios años después.
Podría llenar líneas y líneas sobre este asunto, pero hay mucha literatura en internet y César Miguel Rondón dedicó varias páginas de su Libro de la salsa a explicar este fenómeno mejor de lo que lo podría hacer yo y no es plan estar repitiendo frases.
Este primer disco del Grupo, Concepts in Unity, estuvo desaparecido del mapa desde finales de los 70 hasta 1994, cuando la legendaria Salsoul Records -o quienes se quedaron con ella, más bien- decidieron hacer un reissue en cd. Tanto había leído sobre este mito que, apenas lo vi en Caracas lo compré de
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