viernes, 13 de julio de 2012

El primer solitario de Ismael Quintana

Fue en la mañana del 6 de junio de 1970 cuando Ismael pat Quintana pasó por unos de los momentos más trascendentales de su vida. Por primera vez entraba a un estudio para cantar con una orquesta que no era la de Eddie Palmieri. Ni la de nadie más. Este disco que fue a grabar ese día en los A&R Sound Studios se convertiría en su debut en solitario: Punto y Aparte.
Me explico, antes de que disolviese su sociedad con Palmieri y fuese presentado a toda fanfarria como solista por Fania Records en 1973, Quintana ya había sacado dos LP para United Records Latino. En esos años las cosas eran más sencillas: un día le llamó un directivo de la disquera para hacerle la oferta y él había aceptado. Así de simple. Es que la relación con Eddie había sido siempre diáfana. Estaban juntos desde 1961 porque les apetecía y jamás habían firmado un contrato que les atara. Por lo tanto, cualquiera de ellos podía hacer sus cosas de manera independiente. Eran músicos y contaban con esa libertad. Ismael, además, no vivía de cantar con Palmieri, sino de una profesión fija (fue tornero, relaciones públicas, etc), por lo que su trabajo con la orquesta se inclinaba más hacia los lados de la pasión que hacia los de una profesión auténtica; al menos para él. Por lo tanto, aceptar grabar unos discos como solista para UA era tan posible que solo hubo que firmar contratos individuales por cada LP, en vez de uno por tiempo determinado que lo atase a la disquera de forma exclusiva.
Ismael Quintana                                                        (Codigo Music)                 
Para esa fecha, la orquesta de Eddie seguía grabando para Tico Records y al poco tiempo publicó Superimposition, uno de sus mejores discos. Ismael cantó la mitad de la producción.
Otro punto a favor de Quintana al momento de producir este disco era que estaba rodeado de tantos músicos de calidad que podía elegir con tranquilidad las luminarias con las que organizaría la orquesta. De esta forma, pudo escoger a antiguos compañeros de tarima para participar en los dos discos que sacó en 1970 y 1971: el que les mencioné más arriba y Dos imágenes. La producción de Punto y aparte estuvo a cargo de Ralph Lew, un productor con bastante experiencia en el sonido latino de la ciudad. Y fue él seguramente quien pidió que los arreglos no fuesen demasiado extensos para que pudiesen ser radiados con facilidad por las emisoras de la ciudad, por lo que ninguno de los temas del álbum supera los cinco minutos. No hay un listado oficial de los músicos que participaron, pero Ismael, en una entrevista, recordó que había buscado a los más bravos del momento y mencionó a Israel cachao López en el bajo, a Javier Vásquez (director musical de Ismael Rivera) en el piano y algunos arreglos, Charlie Palmieri también en el piano y los arreglos, Barry Rogers en el trombón, Alfredo chocolate Armenteros está al mando de una de las trompetas (desconozco quien tocó la otra, a menos que haya habido un overdubbing), Nicky Marrero se encarga de los timbales y Eladio Pérez en las tumbadoras. Como seguramente el propio pat tocaría las maracas, faltaría solo por saber quién se afincó en los bongós -posiblemente Tommy López- y quién en la campana. De los coros, ni la menor idea (una de las voces parece pertenecer a Yayo el Indio, pero no, no estoy seguro).
El colombiano Fred Weinberg estuvo en la consola de grabación.

El disco comienza con Aquí traigo mi montuno, una guaracha guerrera llamada a ser un éxito de radio. La letra es casi una carta de presentación para un solista y la clave va a una buena velocidad. Los arreglos de los metales son sencillos pero efectivos. El único pero de esta canción es el solo de piano de Javier, que tiene momentos que desentonan con la propuesta general. Aquí se nota que él es mejor arreglista que pianista, que cuando tocaba para Maelo se amoldaba bien a la idea de que la orquesta no podía tapar en ningún momento la prerrogativa del sonero, por lo que aquí, en solitario, da la impresión de estar desorientado. Los últimos compases hacen concluir que no tenía nada preparado.
Punto y aparte es un bolerazo de esos cortavenas compuesto por Chico Navarro con un arreglo que casi pisa los terrenos de la balada, género que Ismael tanto quería cantar:

Un poco de ilusión, una escapada
es todo lo que tengo para darte
la vida de los dos está tomada
no hay otra solución
punto y aparte 

El único sostén de mi existencia
reside en la esperanza de encontrarte
sentir la realidad de tu presencia
es toda mi ambición
punto y aparte

Pasan las horas sin verte
y de mi piel no puedo desprenderte
llevo en mis labios cerrados
los besos tuyos aprisionados


Tus puedes estar solo un momento
para ocupar en ti mis pensamientos
brazos vacíos, pena de vagar,
y consumirme en la ansiedad de ti

Un poco de ilusión, una escapada
y luego retornar al mismo infierno
vivir para enfrentar la encrucijada
de amarnos hasta el fin, y no tenernos.
Y no tenernos.

Kum kum kum es un son montuno guapachoso que tiene una letra nonsense y unas reverberaciones en el coro que hoy suenan anticuadas. Pero hay un solo corto de chocolate cubano, sabroso, y otro solitario de Vásquez algo mejor que el anterior mientras Ismael lanza unos buenos soneos, de esos a los que nos tiene acostumbrados. Tu caminar es otro son montuno compuesto por Javier en el que chocolate lanza de nuevo un solo y después acompaña a una moña bastante interesante.
A continuación viene Camina María, que me fascina, otro son montuno que cuenta esta vez con Charlie en las teclas. La diferencia en las teclas es abismal: hay un preciosismo de los acordes, una riqueza en la expresión que resulta obvio asumir que el pianista no puede ser el mismo de las canciones anteriores. La oportunidad, compuesta por Quintana, es un guaguancó que describe las aspiraciones artísticas de pat con esta grabación. Hay aquí una moña férrea, aguerrida, que está entre los mejores momentos del disco. Baila con los pollos, mi socio, es otro tema que inspira a la bachata y destaca otro solo de Armenteros. Y luego suena una Bomba de fiesta, como guiño a los de su tierra y a los nuyoricans de la ciudad.
El bolero que viene a continuación, Divina mujer, fue otro de los temas compuestos por Quintana y uno más de sus acercamientos al canto amoroso. Aquí, otra vez, la trompeta se luce y el arreglo un tanto afectado se encarga de darle un barniz más romántico. La grabación termina con El maltrato, un guaguancó con letra de un macho beta sometido por la fémina. De esos que se quejan, pero dejando muy claro -por si acaso- que no pueden vivir sin ella. Algunos de los soneos fueron sacados de esa grabación legendaria llamada Muñeca, que hizo Ismael con Eddie en 1963 y que muestra una tónica similar. En el montuno vuelve a destacar chocolate

Por qué me maltratas así
si yo te traigo dinero
traigo sopita en botella
y por ti me desespero.

Tú sabes que te quiero a ti
eres lo único que anhelo
y que yo sin tu cariño
voy a llorar triste y me muero.

Por qué eres mala, mi china
por que tú sigues insistiendo.
Nadie es perfecto en la vida
no me tires al olvido.

Ten compasión ya tú de mí
no la añadas al fuego
tenme cariño y confianza
comenzaremos de nuevo.

Es curiosa la letra, porque va a contrapelo con la estampa machista asociada al cantante de música antillana. La imagen del hombre que, una vez enamoradas, trata a las mujeres casi como objetos.
Este disco no llegó a ser un éxito y tuvo un alcance limitado. No tengo certeza de los motivos, pero podría deberse a que United Artists estaba ya un poco al margen del negocio de la música latina en la ciudad. De hecho, al poco tiempo venderían todas sus grabaciones -incluyendo buena parte de los mejores discos de Tito Rodríguez- a West Side Records. Quizás, la grabación de estos discos de Quintana buscaba darle oxígeno a la división latina ante el empuje de Fania Records y la todavía primacía de Tico Records, cosa que no pudo ser obtenida. Pero hay otro factores a tomar en cuenta. Primero, la producción no es tan buena como pudo haber sido y el disco termina siendo irregular. Tal vez Javier Vásquez no haya sido la mejor elección para el tipo de música que quería grabar. O el productor no entendía bien qué era lo que estaba sonando en esas fechas en Nueva York. O quizás fue realizado con precipitación. Posiblemente sea, como dije en otra ocasión, que Quintana sin Palmieri no es igual. Toman nota de este detalle curioso, ¿han visto la cantidad de solos de piano que tiene esta grabación? Es casi automático: entrar el montuno soltar Ismael un par de fraseos y al momento ya hay un piano sonando.
Se nota que, en el fondo, no concebía las estructuras musicales sin el piano de Eduardo.

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