lunes, 6 de febrero de 2012

De cuando Bobby Valentín logró su independencia


(no estaba muerto, estaba de mudanza)

Tal y como comentaba ayer, en 1975, una vez concluido el contrato que había firmado con Fania Records, Bobby Valentín les dijo a Jerry Masucci y Johnny Pacheco, de lo más pana: adiós, muchas gracias por todo, encantado, tal y etcétera, y a los pocos días montaba su propio sello disquero, Bronco Records. Con esta jugada, Bobby veía así un sueño hecho realidad: tener total independencia para grabar y producir. Después de sacar dos álbumes de un concierto que realizó en 1974 en la Penitenciaría Estatal Oso Blanco de Puerto Rico, no tardó mucho en satisfacer las ganas que tenía de meterse en una sala de grabación para producir su primer disco de estudio realizado con plena y absoluta libertad. Una producción que fue titulada con un guiño más que evidente: Afuera.
Valentín, que había decidido ya radicarse totalmente en Puerto Rico en 1969, contribuyó con su presencia a apuntalar ese sonido boricua que logró hacerse espacio propio en la salsa de finales de los años 70, cuando el movimiento surgido en Nueva York mostraba ya las consecuencias de un boom comercial que había terminado por uniformar buena parte de la música que se producía en la ciudad y hacerla repetitiva. Aunque en la época en la que fundaba Bronco todavía esa influencia no estaba muy clara, los arreglos y proposiciones de este boricua -reconocidos ya por sus propios colegas desde las grabaciones que produjo a comienzos de los años 70- sirvieron de inspiración a otros músicos. Uno escucha este disco, poco conocido debido a los avatares del márketing y a la falta inicial de músculo financiero de Bronco, y se maravilla con la madurez de la orquesta -llena de músicos jóvenes-, de la preocupación de Valentín por darle espacio a sus compañeros de banda, del respeto a la fórmula del son como dios manda al incluir la confrontación sonora -o moña- en mitad del montuno.
                                         El rey del bajo                            (Sebastián Marques Reyes)
La orquesta muestra algunos cambios con respecto al último disco de Valentín publicado por Fania. En las trompetas están Agustín Antomattei y Elías Lopes, Alfredo Falu en el saxo barítono y Justino Perezhabour en el tenor, el gran Barry Rogers y James Adames se encargan de los trombones de vara, Tito Valentín está en el piano, William danny Thompson en las congas, Tito Faberlle en los bongós y Edgardo Morales en los timbales. En los coros suenan, además de Bobby, nada más y nada menos que Elliot Romero y Chivirico Dávila, y como solistas cantan Johnny Vázquez y ese portento sonoro llamado Marvin Santiago.
El disco vale la pena, porque mezcla algunos clásicos del cancionero cubano con temas propiamente salseros, todos imbuidos en una sonoridad aguerrida, bien aceitada, y con unos arreglos inteligentes, además. La banda está totalmente sincronizada y se nota la energía que solo se consigue con una grabación en vivo.

El disco abre con El jíbaro y la naturaleza, una guaguancó bucólico que parece conservacionista, aunque en realidad lo que denuncia es la pérdida de autenticidad del campo puertorriqueño. Fue un éxito de buenas proporciones y casi la única canción del disco que sonó con insistencia en las emisoras. En el montuno, Bobby se lanza un solo de cuatro (alguien debió haber tocado el bajo mientras tanto) muy delicado y correcto, y Marvin sonea con eficiencia. La estructura del arreglo es interesante, porque al comienzo del montuno alterna dos breaks de mambo alla Tito Rodríguez estupendos para repetir ideas de la canción original. Y me encanta el solo de Rogers, que parece querer comerse a la orquesta entera.
Marvin Santiago
Más de Tito: La cosquilla, un son montuno con un arreglo muy de los años 60, una interpretación solvente de Vázquez y un solo de flauta que no está en los créditos. Después viene Son son chararí, que es una guaracha muy efectiva, fresca y alegre. Una de las piezas más bailables del disco, aunque la letra no diga demasiado. Destaca aquí un solo de Antomattei en la trompeta.
La siguiente canción, Hola, se embarca en una sonoridad diferente y explora terrenos del jazz y la onda nueva; la guitarra no está acreditada, aunque creo que es el mismo Bobby el que la toca. Otra guaracha, Júrame, entra casi en los terrenos de la salsa romántica, aunque el arreglo y otro solo de Antomattei terminan salvando a la canción.
El tema Dame la oportunidad no lo conocía. No tenía ese gran gusto. No llegó a sonar con insistencia en la radio -y dura lo justo para ser emitido por una emisora-, pero es lo mejor del disco: una guaracha muy buena, concentrada. Rotunda. Transpira también esa estupenda atmósfera orquestal que producía la orquesta de Tito Rodríguez. No solo por el arreglo de René Hernández, que es excepcional, dinámico, elegante, con unos breaks muy atinados que adelanta con soltura el timbalero, sino también por el extenso solo de Rogers, antológico y con mucha vigencia: su trombón canta, literalmente, tratando de imitar a esa ametralladora llamada Marvin, cuyo soneo se luce de forma admirable y remata una grabación de antología.

Dame una oportunidad de quererte
ven, por dios, quítame el tormento
no tortures más mi existir.
Si yo lo que anhelo es tenerte
y mi corazón ofrecerte
Yo sin ti no soy feliz.
No me explico por qué me rechazas
cuando trato de contigo hablar
y quisiera saber qué te pasa
si con otra me ves caminar.

no me tortures más
ven, que yo te espero mi amor

En esta canción, Santiago demuestra por qué su nombre pertenece al grupo de los mejores cantantes caribeños: su estilo no se caracterizaba por la elegancia, porque estaba muy apegado al canto de esquina, de la calle. Pero tenía un fraseo de vértigo y una manera de concentrar la lírica con la métrica de la canción que solo podría igualar Ismael Rivera. Marvin nunca negó sus tres influencias principales: Rivera, Cheo Feliciano y Tito. Y los tres parecen estar presentes aquí. La canción, que no es más que un reclamo amoroso, podría ser también una radiografía perfecta del pensamiento machista de la época: grito mucho y amenazo para esconder mi propia debilidad.
  Ven, Bernabé y Jacobo Basura son interpretadas por Vázquez. La primera es un cover del clásico de Celia Cruz con la Matancera, y la segunda versa sobre un personaje popular de algún barrio de San Juan, con coros tomados de viejas canciones para niños.
Y luego está Otro querer, que es un nuevo reclamo amoroso aunque esta vez es por la presencia de la amante. El montuno alcanza niveles un tanto desesperanzadores cuando el coro repite con insistencia Si yo tengo otro querer, no te quiero oír mujer y  Marvin le ofrece palo, puño y bofetá a su antigua mujer. Estuve conversando con un amigo español sobre la pertinencia de ese machismo en bastantes canciones que se registraron en los años 70 -no pocas de ellas interpretadas por Marvin- y su respuesta, al argumentarme que no encuentra gran diferencia entre esas grabaciones con lo que se canta ahora mismo en el reggaetón, me dejó aún más que pensar. Será que esa es la normalidad y uno es un sujeto demasiado políticamente correcto...
Este detalle no desluce al disco, ojo, que es muy recomendable y se consigue por Amazon.

Hablando de Marvin, su potente adicción a la cocaína parece filtrarse en las grabaciones: cuando presenta los solos, cuando ataca el montuno con tanta fiereza o cuando emite gritos... O tal vez no. Lo cierto es que el mismo año en que salió publicado este LP, Valentín habló con él y le dijo que, lamentablemente, tenía que irse de la orquesta. La dinámica personal de Santiago se estaba volviendo incompatible con la disciplina que requería un grupo musical. El mismo Marvin reconoce ese error al afirmar en una ocasión: perdí mi trabajo por mi
adicción. Durante el tiempo que estaba con Bobby yo era adicto y, en
ese transcurso de éxitos, él me daba mis consejos y
era una pena para él que yo fuera un adicto porque el trabajo lo
hacía bien… ¡Si estábamos pegaos! Así que los foul que yo cometí con
él en la música me los dio por alto hasta que llegó el cuarto foul y 
se cansó.
Una historia más de las muchas movidas que se entretejían con la música latina.


2 comentarios :

  1. ¡Qué bueno que andas de vuelta por tus andanzas blogueras, Juancho! ¿Significa esto que ya tienes tus vinilos en Amsterdam? Bicos jordos --Gisela

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  2. Welcome Back..
    Tremendo Disco. Mis canciones favoritas son : El jíbaro y la naturaleza, Hola, Son son Charari, Otra Mujer, Jurame Y Dame La opotunidad. que pena que este fue el ultimo lp de Marvin con Bobby..pero el siguente lp "Musical Seduction" Cantando Luigi Texidor y Johnny Vasquez es buenisimo tambien..lo recomiendo.
    Saludos desde New Jersey
    Dj Ele

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