miércoles, 19 de septiembre de 2012

...atracando vive Juanito Alimaña

1983 marcó un periodo bastante espeso para la carrera de Willie Colón. Fue ese año cuando lanzó un disco bastante desubicado en la vida, al margen de cualquier otra cosa que estuviese sonando en la expresión salsera: Corazón guerrero, del que incluso Willie habló en un entrevista de la siguiente manera: no se puede hacer la música del mañana para el público de hoy, o algo así fue que dijo. Ese LP es tal vez su trabajo más delicate and jumpy... hasta se podía adquirir una copia del cursi corazón de chocolate de la carátula.
Pero sigamos: en ese año, además, cortaba cabos con Rubén Blades (estaban hartitos el uno del otro) y publicaba con él un disco -no fue el último que hicieron juntos- que tampoco alcanzaría la grandeza de sus anteriores producciones: The Last Fight, aunque el título, eso sí, haya venido como anillo al dedo. Este álbum terminaría también siendo la banda sonora de una película de igual nombre: un fracaso comercial tan estruendoso que por poco se lleva por delante a Fania Records y a Jerry Masucci, que había puesto casi todos los huevos en ese saco sin fondo.
Willie Colón
Estaba Willie también, ese mismo año, coprotagonizando otra película de nombre Vigilante, con una narración que casi hace apología a la idea de tomarse la justicia por la mano: son los propios vecinos de un barrio invadido por la delincuencia quienes deciden combatirla con sus propios medios.
Colón, además de actuar como bandido en el film, había decidido componer un tema que estuviese incluido en el score de la cinta. Y al final, por carambolas del destino y gracias a la ausencia de brújula que Fania había estado sufriendo desde finales de los 70, la canción terminaría formando parte de una producción en la que se reuniría también con Héctor Lavoe y que sería promovida, justamente, como la banda sonora de la película.
Lo que podría llamarse un arroz con mango.
El disco, llamado también Vigilante, fue grabado hacia finales de 1982 y publicado al año siguiente. Tiene apenas cuatro canciones (dos de ellas sobrepasan con facilidad los 10 minutos) y, para ser el comeback de la pareja más sólida que tuvo la salsa durante los años 70, parece hecho con menos bríos. El tema al que hacía referencia más arriba, además, musicalmente hablando tiene poco que hacer con el resto de la producción. Es como encontrarse con un marciano en mitad de la cumbiamba. Da la impresión de que se quisieron matar dos pájaros de un solo tiro y juntar el regreso de Héctor a los estudios de grabación, después de varias recaídas personales que sufrió entre 1981 y 1982, con la promoción de esa película. La carátula es bastante gráfica: una pistola humeante con tres casquillos y dos imágenes de Willie y Héctor: el primero disfrazado del personaje de la película -con una pinta de Rambo latino bastante graciosa- y el segundo con un posado bastante dejado.
El tema de la violencia no es nuevo en la discografía de Willie Colón, pero este disco lo refleja a niveles más elevados. Tal vez esto tenga que ver con el fuerte incremento de la criminalidad que sufrió la ciudad de Nueva York desde finales de los años 70 (principalmente a causa del crack y otros caramelos mentolados), y las ideas electorales con las que ganó su nuevo alcalde, el no muy bien recordado Edward Koch, que prometían fortalecer el concepto de ley y orden para darle un parado al desastre reinante en la ciudad.
Aunque luego no lo hubiese podido lograr.

Sello de la casa Colón, el disco deja a un lado las trompetas que tanto le gustaban a Héctor y la orquesta repite nombres excelentes: Leopoldo Pineda y Lewis Kahn en los trombones, Milton Cardona en las congas, Jimmy Delgado en los bongós, el professor Joe Torres en el piano, Johnny Almendra en las pailas, Salvador Cuevas en el bajo, Jorge Maldonado en las maracas y el güiro, y unos coros compuestos por Doris Eugenio, Graciela Carriquí, Gabriel Arnón, Milton y Willie, excepto en Juanito Alimaña, cuando solo corean estos dos últimos. El recientemente desaparecido Yomo Toro toca el cuatro solamente en dos temas.
La primera canción, Triste y vacía, tiene una letra estupenda compuesta por Luis López Cabán. Estupenda sobre todo por el mensaje implícito: fue una de las primeras veces en la que la mujer dejaba de ser tratada con cierta vejación machista, o simple displicencia salsera, y se le consideraba en cambio como una persona capaz de superar sus tragedias personales. En fin, una heroína


Ella va triste y vacía
llorando una traición con amargura
por aquel que le decía
que era su amor y su locura.
 Ya la vida le ha enseñado demasiado
cometer el mismo error no le interesa 
los amores que a tenido le fallaron 
y dejaron en el aire las promesas
y dejaron en el aire las promesas


Ella va triste y vacía
llorando una traición con amargura
por aquel que le decía
que era su amor y su locura.
Va tratando de lograr lo que ha soñado
aprovecha la experiencia de la vida
va olvidando sufrimientos del pasado
la calumnia y la mentira la castigan
la calumnia y la mentira la castigan.



Ella va triste y vacía
llorando una traición con amargura 
por aquel que le decía
que era su amor y su locura.
Pero en todo este pasaje de la vida
ha sabido mantenerse con decencia
aunque muchos habladores la confundan
aunque muchos traten de inventar con ella
aunque muchos traten de inventar con ella.

Ella va triste y vacía


A mí particularmente me gusta mucho. El arreglo es lento pero cuidadoso y creo que Héctor resuelve el soneo de forma efectiva. Este son fue un éxito en varios países.
A continuación llega el marciano que les decía. Un tema laaargo, pretencioso, con aspiraciones de grandeza. Que si bien apuesta a un matrimonio con una película de temática específica, tiene una letra que refuerza el mensaje de una forma bastante estulta. Me explico, aunque Willie haya dicho en varias entrevistas que uno de los motivos por los cuales se separó de Blades por esas fechas estaba basado en las evidentes inclinaciones políticas del discurso de Rubén, asunto que no parecía gustarle demasiado, la realidad es que a Willie también le interesaba meter la mano en esa ensalada. El problema, el asunto, es que él nunca ha tenido la misma sensibilidad que Rubén, ni ha sabido ubicarse en un buen punto de vista. Eso marca bastantes diferencias... y distancias.
Vigilante empieza como empieza Oh, qué será, del estupendo disco Fantasmas. Y el intro aquí no se ajusta demasiado, porque habla de lo que es capaz de hacer una persona para defender a su familia, sus amigos, su hogar, y decir eso con fondo de violines -tocados por el Harold Kohon String Ensemble- es casi perpetrar el mensaje. Sobre todo cuando a continuación levanta la voz y empieza, casi en tono de ranchera, a cantar:

Hay veces cuando hay que defenderlas
hay tiempo pa' quejarse, hay tiempo pa' pelear

La calle está desierta la noche ya no es nuestra
todos tiemblan al oscurecer
caramba yo prefiero que me juzguen entonces
a que me entierren

hay que estar vigilante
quiero ser vigilante

No salgas solo esta noche
no salgas solo, te digo,
que te podrás encontrar
con tu peor enemigo

Por las calles de mi barrio
la cosa no es como antes.
Solo queda una esperanza:
que vengan los vigilantes

Los viejos del vecindario
en su último consejo
tomaron la ley en sus manos
pues no hubo otro remedio

La canción luego acude al despropósito con unos coros que tienen mucha deuda con el discomusic, un larguísimo y un tanto desadaptado solo de saxo soprano por parte del surafricano Morris Goldberg, otro largo solo de guitarra eléctrica del sueco Georg Wodenius (quien formó del grupo Blood, Sweat & Tears) y una orquestación y arreglos demasiado hollywoodenses. Serían tal vez urgencias de la época.
La cosa vuelve a tocar tierra buena con Juanito Alimaña, el último éxito de grandes proporciones que cantaría Héctor y que parece pertenecer a otra sesión de grabación: el sonido es ligeramente diferente y no hay voces femeninas en los coros. No obstante, sí se siente a Lavoe aspirando profundamente para luego soltar esto:

La calle es una selva de cemento
y de fieras salvajes, ¡cómo no!
Ya no hay quien salga loco de contento
donde quiera te espera lo peor

Juanito Alimaña -con mucha maña- llega al mostrador
saca su cuchillo sin preocupación
dice que le entreguen la registradora
saca los billetes, saca un pistolón
Pum!

Sale como el viento en su disparada
y aunque ya lo vieron nadie ha visto nada
Juanito Alimaña va a la fechoría
se toma su caña, fabrica su orgía

La gente le teme, porque es de cuidado
pa' meterle mano hay que ser un bravo
Si lo meten preso sale al otro día
porque un primo suyo 'ta en la policía

Juanito Alimaña -sí tiene maña- es malicia viva
y siempre se alínea con el que está arriba
y aunque a medio mundo le robó su plata
todos los comentan nadie lo delata
Y aunque a todo el mundo le robó la plata
todos los comentan, nadie lo delata.

En su mundo: mujeres, fumada y caña
atracando vive Juanito Alimaña

El arreglo del tema es de Louis Cruz, y se nota. La letra la compuso el Tite Curet, y se nota también. Willie y Héctor no cantaron muchos temas de Curet, pero los que tocaron fueron excepcionales. La canción, además, venía a cuento con el incremento en los índices de violencia. La corrupción y el miedo hacen que el malandro de barrio goce ahora de impunidad ante sus fechorías, y la canción no hace más que transmitir una realidad dolorosa y que aún hoy está vigente como nunca en varias de las principales ciudades de la cuenca.
Yomo Toro
Juanito, además, tiene un frontline de trombones muy pero que muy bueno y Jéctor, en su propia salsa, se lanza un soneo antológico. Una pena que estuviese ya metido de cabeza en ese estilo de terminar el canto de los versos con tono ascendente, casi chillando, que le caracterizó en sus últimas grabaciones. Total, cantase como cantase igual la gente iba a delirar.
La última canción de Vigilante es difícilmente clasificable. Cae en los predios de la bachata a secas, de la música de botiquín, y está cantada a dúo por un par de machos beta, borrachos a más no poder, que lloran desconsoladamente la pérdida de la mujer amada. Y es que ya estamos en los 80, señores, y a las féminas hay que tratarlas ahora con un poco más respeto porque son un mercado cada vez mayor entre la música latina. Pasé la noche fumando, también del Tite, es un son que cambia a danzón, y vuelve a ser de nuevo son. Y así. La métrica de los versos da una idea de cuál es el ritmo con el que se cantan

Ya me pasé fumando la noche entera
sin disipar tu imagen dentro de mí
He bebido de vino un mar de botellas
y solo he conseguido pensar en ti

Voy tratando en vano
de seguir mi vida
pero no es posible seguir alegre
si no te siento conmigo

Yo sé que tengo fama de mujeriego
que no dejo escapar ninguna mujer
pero contigo es distinto porque te quiero
por ti quise de nuevo cambiar mi ser

Yo fingir no puedo
que vivo tranquilo
y es que tu recuerdo dice que en mí
fuiste lo más positivo

Te siento en cada huella que en mí dejaste
eres el gran amor que me dijo adiós
Busco ese bienestar que te llevaste
añoro ese tiempo tan de los dos

Y a fumar de nuevo y a pedir bebida
al saber que luego
por más que trate
sin ti no sirve mi vida.

No te olvido bebiendo ni fumando

La canción luego da paso a un extenso montuno de casi ocho minutos que alberga tal vez el mejor momento del disco: un solo de Yomo, metálico y con notas bien afincadas, que suena libremente entre la insistencia del coro y la síncopa del bajo.

Aunque el disco fue exitoso el binomio Colón-Lavoe no volvió a destacar en la carátula de un disco (Willie produjo el último LP de Héctor, Strikes Back!, pero en un discreto segundo plano porque ya estaba jugando para Sony Music) ni Fania pudo levantar cabeza: el crack causado por The Last Fight fue tan potente que el ritmo de producción cayó a apenas cuatro o cinco discos al año.
En ese año, 1983, Fania también daba por perdidas casi todas sus influencias en la música latina. El todopoderoso monopolio menguaba y no podía con la competencia de Top Hits y otras disqueras. El merengue y la salsa erótica desplazaron a la salsa dura de las emisoras de radio y ya nada fue igual.
Este disco fue uno de los últimos proyectos que hizo sonreír tanto a Willie como a Héctor y Jerry. 



Héctor Lavoe cantando Juanito Alimaña en el Palladium de la calle 14 de Nueva York. 1988.
Una buena ocasión para conocer de primera mano a este demonio. Vayan al minuto 0:20, Lavoe sale de cámara por dos segundos, los suficientes para que meterse un kick de algo; vamos, una dosis. Fíjense sino, cuando vuelve a entrar en cámara, cómo se rasca la nariz en varias ocasiones. 
Porque le picaba, seguro.  :) 

10 comentarios :

  1. He disfrutado mucho esta entrada. Está llena de información, y me gusta la libertad de tu estilo. La compartiré.

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  2. El detalle del kick del Jéctor es todo un aporte. La verdad es que es evidente que se chutó ahí mismo. Bueno, pero así lo queríamos y lo querremos siempre.

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  3. Finalmente llegó la entrada, la estaba esperando desde hace rato porque me gusta mucho. Sin embargo, hay unas cosas que tengo que decir al respecto y que no comparto tanto. El álbum “Corazón guerrero me gusta mucho”, pues es el ejemplo de un artista experimentando nuevas sonoridades y pego un gran éxito: “Casanova” (a mí me gusta “Amor Barato” de Chico Buarque, aunque estoy de acuerdo con la apreciación sobre la cursilería de la carátula). Ya pasando a “Vigilante” hay que anotar que se grabó con dos trombones, cosa que Willie no hacía desde hace rato, pues utilizaba tres o incluso mas. Y es evidente que por “Triste y Vacía” y “Juanito Alimaña” ya el álbum es un gran éxito.

    Por otro lado, yo no he visto en ningún lado que una de las causas de la separación entre Willie y Rubén fueran las inclinaciones políticas de este último, pues Willie siempre alardeó de sus posiciones políticas e incluso llegó a ser vetado por canciones críticas como “El General” en donde hacía mofa de algunos de los dictadores militares que mandaban principalmente en Suramérica.

    Un saludo y espero que la nueva entrada no se demore tanto.

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    Respuestas
    1. -Willie concedió a El Nacional de Venezuela una entrevista en 1985, en la que afirmaba que sus diferencias con Rubén en 1983 estaban basadas en esas inclinaciones, que Willie no compartía. Esa es la entrevista más cercana a ese año que le he encontrado, y seguramente refleja su sentir para ese momento. Que cambió de opinión, no hay duda, pero eso fue lo que dijo en 1985 y en ello me baso.
      -Casanova pegó en las radios, sin duda. ¿Alguna canción más lo hizo? Me parece que no. Por otro lado, que un artista experimente no quiere decir que tenga éxito. Sé de muchos que han seguido ese mismo camino y no les ha ido muy bien que digamos.
      -Vigilante tiene dos trombones porque Willie se abstuvo de tocar en el disco. EL quería producirlo y hacer las voces. Nada más.

      Saludos y gracias por la lectura. :)

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    2. Muy buen comentario. Supongo que Willie tenía una postura política más ligada a la problemática urbana (delincuencia, drogas, discriminación contra el migrante latino), mientras que Rubén extrapolaba eso a un contexto panamericano. Es decir, para Rubén lo que sucedía en el Bronx, también podía pasar en Lima, Caracas o Bogotá. lamirada de Rubén es desterritorializada, la de Willie más localizada, pero de que ambos estaban en el mismo espectro político, lo estaban. A fin de cuentas ambso han tendio una vida política activa
      Saludos
      Víctor Paredes
      Lima-Perú

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    3. Muy buenas las respuestas pero me gustaría ver esa entrevista en El Nacional, pues contradice las posturas políticas de Willie Colón de un par de años antes quien, sobre todo últimamente desde Twitter y Facebook, me ha sorprendido por la superficialidad e ignorancia con la que opina de la política de América Latina, inclinándose hacia una posición política de derecha que en los 70 y 80 él no compartía para nada. Ahora bien, Vigilante tiene dos trombones, creería yo, más bien porque pretendieron hacer un sonido "retro" parecido al de los discos de Willie y Héctor de finales de los 60 y comienzos de los 70, aunque con los avances de su nueva orquesta con virtuosos músicos (como Sal Cuevas), porque ya para esa época Willie no tocaba en sus discos (dejando los trombones a virtuosos instrumentistas) y si acaso hacía un solo.

      Saludos y de nuevo reitero que me encanta este blog!

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  4. Qué sabrosura de artículo. Muy bien escrito.

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  5. Visitando de nuevo el blog y veo el disco de "vigilante", uno de los primeros que compre en el puene de las Fuerzas Armadas a principios de los 90's. Ese disco tiene algo particular, que hace que una de sus canciones sea de mis preferidas, y no es Juanito Alimana, sino "pase la noche fumando", cuando Hector en el montuno dice "la bebida hace que me arrecuerde de lo mucho que gozamos" me parece grandioso y luego el solo de Yomo. No es de los mejores, pero si uno de mis preferidos. Saludos

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    1. Justo escribía que el solo de Yomo era quizás el mejor momento del disco. No solo por el solo en sí, que es muy bueno, sino también por la cadencia y ocurrencia del coro, que, juntos, le terminan dando un tumbao delicioso al montuno. Pasé la noche fumando es una canción que, o la adoras o te aburre hasta el cansancio. Porque mira que es larga... :)

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  6. La Intro de "Vigilante", empezando por la parte de "Hay veces cuando hay que defenderlas..." que me recuerda al Gran Varón (En la sala de un hospital...), ha inspirado a muchos artistas de la salsa romántica de los noventas, entre ellas el tal Marc Anthony.

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